Tijuana, Baja California, 20 de febrero 2023 – La actividad cinegética que está por concluir su temporada en Baja California, se ha convertido en parte de la derrama económica que deja este tipo de turismo al estado. El faisán, el gallito de monte, paloma güilota, codornices y venado bura, son las especies más cazadas en la entidad.
El gallito de monte es la especie que en mayor número es cazada legalmente en el Valle de Mexicali. Se trata de un animal exótico que llegó a tierras bajacalifornianas con la migración china y ante la falta de depredador se desarrolló excepcionalmente, explicó el Director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), José Carmelo Zavala Álvarez.
“El coyote es escaso, el puma está en la sierra, no en el Valle de Mexicali, el gato montés puede ser su depredador, pero en muy pequeña población, entonces el “control biológico” resulta en el depredador tope, el hombre, para mantener en equilibrio la población de esta especie exótica”, agregó el también Ingeniero Bioquímico.
José Carmelo Zavala, expresó que hay muchos casos en el mundo donde se elimina un depredador y la población de algunas especies crece desproporcionadamente; un caso reciente ocurre en el estado de Michigan, Estados Unidos, donde la población de venado creció en diez años, de 300 mil animales a dos millones, contra 300 lobos, su depredador natural. Hoy la cacería en esa región se fomenta, se estimula y el costo por cazar un venado ronda en los 20 dólares.
“La falta de depredador ha ocasionado que la población de venado en esa zona se haya convertido en un problema de seguridad vial, ya que actualmente se registran en promedio 140 accidentes al dia, a esto se le suma que la actividad cinegética ha disminuido seriamente en los últimos años, lo que contribuye a la problemática que genera la sobrepoblación de esta especie”, afirmó.
La Isla Guadalupe, ubicada a 260 kilómetros al este de la costa de Baja California, es otro ejemplo de la sobrepoblación de una especie y el daño que puede causar. En los años 1800, colonizadores liberaron una población de cabras que, ante la falta de un depredador, se multiplicaron rápidamente, ocasionando daños a la vegetación y terminando con varias especies de plantas, algunas de ellas ahora en peligro de extinción. “La población de cabra creció tanto que comprometió la vegetación y hace menos de 20 años hubo necesidad de exterminarlas, ni siquiera cacería para alimentación, fue para exterminarlas”, expuso.